Son vacaciones de Semana Santa y nuestro bello estado de Hidalgo se abre al turismo para mostrar los atractivos de las distintas regiones y Pueblo Mágicos; aunque, desafortunadamente, no en todos.
Como nuestros seguidores saben, en nuestros distintos canales y redes generamos contenido para mostrar experiencias y destinos dignos de disfrutar en los días de asueto. En esta ocasión, nos lanzamos a uno de los Pueblos Mágicos más cercanos a la Bella Airosa: Zempoala, un lugar lleno de historia y cultura en el altiplano hidalguense. Nuestra visita, el pasado miércoles, estuvo acompañada de viajeros que buscaban conocer un poco más de este sitio.

Lamentablemente, la experiencia no fue buena. Llegamos a un Pueblo Mágico con escaso soporte para el turismo, incluyendo calles del centro en obras, restaurantes sin servicio, una plaza principal desangelada con un kiosco maltratado e incluso una oficina de orientación turística cerrada… ¡en plenas vacaciones!

Nuestro mayor desencanto fue el intentar llevar a nuestros acompañantes a conocer el que consideramos uno de los museos más bonitos de Hidalgo: el Bicentenario de Zempoala, que inexplicablemente encontramos cerrado.
Hace apenas unos días informábamos sobre la inauguración de un nuevo mural artístico en este espacio, en el que incluso el gobernador Julio Menchaca realizó un recorrido especial; lamentablemente, este bello museo no está abierto a los visitantes y, curiosamente, notamos gente en el interior, pero nadie se toma la atención de salir a informar el motivo de las puertas cerradas; una pena.

Más allá de la pequeña panadería representativa y una típica tiendita de la esquina abiertas (lo único rescatable que encontramos), la falta de atención turística es grave en un Pueblo Mágico que aparentemente lucha por mantener el distintivo. Entendemos que la mayoría de los atractivos se encuentran fuera de la cabecera municipal, pero el centro del pueblo debería tener un soporte adecuado para la captación de visitantes; tristemente, la orientación al turismo la encontramos nula.
Bien harían las autoridades estatales y federales en dar un jalón de orejas al municipio, porque no se puede entender la certificación de Pueblo Mágico en un lugar con tan poco esmero. Ante estas condiciones, se desencanta el turismo, queda mal el pueblo, quedamos mal los que recomendamos y promovemos… perdemos todos.