Este 12 de junio se conmemora el Día Mundial contra el Trabajo Infantil, una actividad que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), es aquel que pone en peligro la integridad física, moral o mental de niñas, niños y adolescentes de 5 a 17 años.
Estas ocupaciones peligrosas afectan la salud e interfieren con la educación y desarrollo pleno de los infantes, muchas veces con jornadas inapropiadas o trabajo prolongado.
La realidad en números
La Encuesta Nacional de Trabajo Infantil (ENTI) 2022 arroja datos alarmantes: del total de la población menor de edad en el país (aproximadamente 28.4 millones), el 13.1% realiza este tipo de labores. De este grupo, 2.2 millones son varones y 1.5 millones son niñas. Es decir, una parte significativa de nuestra juventud se encuentra en situaciones que comprometen su bienestar.
Impactos en la salud
La Secretaría de Salud de Hidalgo (SSH) ha impartido sesiones informativas para prevenir el maltrato infantil, subrayando que el trabajo infantil también es una forma de violencia. Los problemas de salud derivados incluyen fatiga excesiva, alteraciones mentales como depresión y comportamiento agresivo, pérdida auditiva, irritación ocular, contracturas musculares, deformaciones óseas, y una larga lista de afecciones físicas y mentales.
Motivos detrás del trabajo infantil
Los motivos son variados: el hogar necesita de su aportación económica (7%), su trabajo (11.4%) o aprender un oficio (15.2%). Algunos infantes trabajan para pagar sus estudios o para solventar sus gastos (22.7%), mientras que otros lo hacen por gusto, para ayudar (31.5%), para pagar deudas, porque no estudian u otras razones (12.2%).
El papel de las niñas
Las niñas, en comparación con los niños, están más expuestas a la violencia sexual y suelen trabajar más horas, dedicándose en gran medida a tareas del hogar. Esta carga adicional resulta en una escolarización más corta para ellas.