Transitar por las calles de la zona metropolitana de Pachuca es un auténtico desafío; peor aún en la temporada de lluvias, cuando los baches se vuelven inesquivables y los daños en los automóviles están a la orden del día.
Las denuncias ciudadanas son continuas en nuestras redes sociales y la gran mayoría apuntan al deterioro de las vialidades, además de los encharcamientos. Los bacheos y la construcción de drenes pluviales han sido insuficientes. ¿Cuándo se solucionará esto?
Ciertos cambios en la administración pública estatal han sido evidentes, con políticas de la 4T que están permeando principalmente en cuestiones anticorrupción. De igual forma, son visibles los proyectos de mejoramiento urbano, como jardines, parques y feria; sin embargo, estas obras se volverán negativas en la mente colectiva si no se atienden los asuntos prioritarios.
El hartazgo ciudadano no tiene distingo político, principalmente cuando hay problemas con afectaciones directas. A ningún conductor o peatón le importa si tal o cual avenida es estatal o municipal, lo que se requiere son soluciones.
Hablando de municipalidad, están cerca de concluir dos de las administraciones más cuestionadas en muchos años: la de Pachuca y la de Mineral de la Reforma. La capital hidalguense y el municipio que va junto con pegado serán entregados hechos un desastre. Los alcaldes entrantes tendrán, sin duda, una papa caliente que pondrá a prueba sus capacidades.
Lo esperanzador en Pachuca es tener, en el próximo presidente municipal, un perfil de obras públicas. Jorge Reyes, además, tendrá la ventaja de ser un aliado del gobernador, lo que vuelve promisoria una continuidad en los proyectos de infraestructura. Sin embargo, esto se convierte en un fuerte compromiso con la ciudadanía que lo eligió y que exigirá mejoría en el corto plazo, con las mínimas afectaciones posibles; todo un desafío.